La principal característica de un colchón de muelles es su dureza, acompañado de una gran firmeza. El motivo es la consistencia de su núcleo, formado por una carcasa de muelles de acero flexibles al peso. Lo que ocurre es que cuanto más peso sostienen, más se tensan, aumentando su dureza en proporción.
La comodidad en estos colchones, así como su adaptabilidad, la ofrece las capas de tapizado que se utilizan para cubrir los muelles. Se trata de diseños muy estables que no transmiten el movimiento fácilmente, puesto que los sistemas de muelles son independientes entre sí. Así mismo, también es importante valorar que son frescos, su firmeza evita una adaptación excesiva al cuerpo del usuario, permitiendo la circulación de aire interior para ventilar el colchón.
Dormir bien es fundamental para alcanzar una buena calidad de vida. Como cabe suponer, son muchos los factores que intervienen en la consecución de un sueño profundo; mantener un horario estable para irse o levantarse de la cama, evitar el consumo de alcohol, café, tabaco, y cualquier tipo de estimulante, hacer ejercicio regularmente… y crear un entorno apacible, con la luz y la temperatura controlada y ajustada a los gustos del durmiente.
Sin embargo, el elemento más importante no es otro que el colchón, el lugar donde el cuerpo deberá encontrar el mejor descanso posible.
El mercado ofrece una amplia variedad de tipos de colchones con diferentes características entre sí. El usuario deberá conocer estos modelos y evaluarlos, eligiendo aquel que mejor cubre sus necesidades. Los tipos de colchones existentes son el de muelles, de látex, de espuma de poliuretano y capa de espuma viscoelástica. Sin embargo, no será lo único que haya que valorar y comprobar, también es importante acertar con el material y con la firmeza.
Dentro de los colchones de muelles se diferencian los siguientes tipos:
También conocidos como bicónicos o bonell, son los más habituales y conforman un núcleo formado por varios muelles metálicos, colocados todos ellos de forma vertical. Su diseño termina estrechándose en el tramo central, enlazándose mutuamente y entre sí, con hilos metálicos.
Este sistema se basa en un entramando realizado a partir de un único hilo de acero. El núcleo del muelle irá envuelto en varias capas de algodón o espuma. Al igual que el anterior caso, ofrece muy buena ventilación, según la densidad del material envolvente estará destinado a los meses de verano o de invierno.
En este caso, el colchón está formado por cientos de muelles dispuestos de forma independiente, pero están dentro de unos saquitos de tela individuales, unidos entre sí por una sujeción muy delgada. Consiguen mantener la independencia de dos personas durmiendo juntas, con una buena ventilación y adaptación al cuerpo.
Lo más habitual es que mantengan un recubrimiento grueso de diferentes materiales, lo que lo convierte en un colchón a medio camino entre el de muelle y el de espuma viscoelástica.
Este otro tipo ofrece dos versiones, aquel que está fabricado a partir de látex natural, es decir, usando caucho del árbol del mismo nombre, o bien con látex sintético, que proviene del petróleo junto a otros materiales en diferentes formulaciones y proporciones. Existiría un tercer caso, que sería aquel que combina ambos tipos de látex.
Por otro lado, son aconsejables para aquellos que requieran aislarse del calor, ya que ofrecen una excelente ventilación, así como para aquellos que suelen moverse mucho durante el sueño, y es que el látex absorberá eficazmente estos movimientos y no molestará a la pareja.
Por último, también son ideales para las personas que sufren de alergias o asma, puesto que los tratamientos que llevan estos colchones impiden la proliferación de ácaros. No obstante, está de más recordar que aquellos que sean alérgicos al látex no deberán de utilizarlos.
Los colchones de viscoelástica se han hecho muy populares por considerarse el que mejor se adapta al cuerpo del durmiente. Se trata de un material desarrollado por la propia NASA, cuyo objetivo era minimizar la presión de los astronautas por la fuerza de la gravedad en los despegues. Esto puede dar una idea de su enorme utilidad en el ámbito particular.
Existen dos tipos de viscoelástica; la moldeada, que se realiza a través de un molde y una reacción química, produciendo un poro abierto con células pequeñas, y la espumada, con células abiertas para favorecer la ventilación. En este caso su proceso de fabricación pasa por colocar el componente en un molde y añadir un químico que hará que suba.
Como se dijo al principio del presente artículo, en el mercado actual hay cabida para el más amplio número y variedad de colchones para que cualquier necesidad quede cubierta. En este sentido, hay que hacer mención a una serie de ellos que no son los habituales, sino que se requieren para casos especiales.
No son cómodos, pero sí muy atractivos. Se adaptan bien al cuerpo, pero también se mueve demasiado. Son pesados y requieren de un mantenimiento constante, se permite regular su temperatura para hacerlos más cálidos en los meses de invierno.
Para casos muy especiales, aquellas personas impedidas o enfermas que necesitan estar mucho tiempo acostadas. No están dirigidos a un púbico sano, son muy caros y solo se accede a ellos previa recomendación médica.
Se trata de un colchón de origen japonés que presenta diferentes capas de algodón. Proporciona una base muy dura y un espesor mínimo.
Considerados los más clásicos, por tradicionales. Son colchones muy incómodos, difíciles de mantener, de manejar y contraproducentes para todo aquel que sufra de alergias. Además, se apelmazan. El placer de estos colchones reside en el recuerdo que puede aportar, ya que eran los que se utilizaban en las viejas casas de pueblo.
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