Cabe citar aquí que no son pocos los diseñadores de interiores que recurren a este estilo desenfadado o dispar, sin que por ello no logren un resultado estético sobresaliente. Con buen gusto y elegancia, se consigue un entorno completamente cohesionado dentro de la mezcla de estilos, patrones, materiales, acabados…
Una vez se acepta que las posibilidades son más amplias que el simple hecho de comprar un conjunto de salón completo, existen una serie de consejos o elementos considerados básicos que siempre habrá que tener presentes a la hora de elegir la mesa y las sillas del comedor.
Uno de los pilares sobre los que se debe asentar cualquier elección de estos elementos indispensables del salón es conocer el tamaño ideal para que el número de comensales previsto se sienta cómodo, y los muebles no ocupen demasiado espacio, o muy poco, dentro de esta sala.
Para acertar en las dimensiones existe una sencilla fórmula que consiste en medir el largo y el ancho de la sala en metros, para posteriormente restarle dos al largo y al ancho; el resultado debería considerarse como la mayor extensión que debería tener la mesa. Si se quiere tener una de formato expandible, habrá que asegurarse de que el salón es lo suficientemente grande para que, una vez abierta, haya espacio suficiente entre los bordes, las sillas desplegadas y la pared.
Como norma general, se debe dejar un espacio de entre 25 y 30 centímetros entre el asiento de la silla y la parte inferior de la mesa. Se trata de un espacio que, como cabe suponer, va a permitir que los comensales puedan sentarse cómodamente.
En este sentido, habrá que considerar que las que presentan tapizados se van a comprimir cuando alguien se siente sobre ellas. En cualquier caso, aunque las sillas sean distintas entre sí, la altura sí que debe ser la misma para todas.
Esta es una decisión que dependerá del gusto personal de cada cual, sin embargo, hay que considerar que si su función es únicamente para servir de asiento a comensales, va a resultar más una incomodidad que una solución. En cualquier caso, habrá que considerar la altura de estos para que puedan introducirse sin problemas bajo la mesa cuando no se estén utilizando.
Uno de los aspectos que más tiempo suele llevar para tomar la decisión de compra es el estilo de la mesa de comedor, y ahora que se sabe que no está obligado a guardar el mismo aspecto que el resto del salón, la elección se vuelve quizás más complicada. En cualquier caso, si se quiere mantener ese equilibrio estético, cabe recordar que la variedad de mesas posibles es tan amplia como estilos decorativos existen.
De este modo, se puede recurrir a las mesas de estilo minimalistas, fácilmente distinguibles por su sencillez ornamental y su capacidad de adaptación a cualquier espacio.
Las industriales ofrecen, en contraposición un fuerte carácter y personalidad; son, por tanto, más difíciles de encajar.
Las mesas modernas, en su infinita variedad, se presentan como buenas opciones para presidir los comedores, en buena medida por su diseño de calidad, estilo innovador y la atemporalidad. Las mesas nórdicas, similares a las minimalistas, pero con opciones más versátiles si cabe, gracias a sus colores neutros y formas sencillas, permiten ofrecer un innovador look al comedor.
Ya se ha comentado la importancia de las medidas de la mesa, sin embargo, su extensión pensada para que ocupe un lugar en el salón que sea útil, sin estorbar, está inherentemente unida a su forma. Según sea cuadrada, redonda o rectangular podrá optimizarse aún más el espacio disponible, aprovechando cada centímetro de la estancia.
Teniendo esto presente, se podrán elegir entre las mencionadas cuadradas (más voluminosas), redondas (más dinámicas, permitiendo mejor la fluidez del paso) y las rectangulares (más versátiles, con más modelos disponibles), ovaladas (suman características de las redondas y de las rectangulares) o extensibles (con la capacidad de adaptación a más o menos invitados).
Para finalizar este artículo, habrá que considerar el material para esta mesa, que, como no podía ser de otra manera, admite una amplia variedad.
Desde la madera dura maciza que ofrece calidez y se siente acogedora, como son las del Nogal, caoba, de la acacia o del roble, hasta una madera blanda y maciza, como la que proviene del pino, cedro, chopo o del abedul que, aunque tiende a rayarse con más facilidad ofrece un aspecto realmente hermoso a las mesas.
En el ámbito más económico es posible elegir el chapado en madera, que ofrece un aspecto de madera natural combinado con una superficie duradera, muy fácil de mantener. La melanina ofrece una excelente relación calidad precio, también es duradera y de limpiado rápido y sencillo.
Otros materiales más exigentes son el vidrio, el mármol, especialmente destinados a entornos lujosos y, por tanto, de precios bastante elevados.
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